Ángela era una niña que estaba impaciente porque pasasen ya esos dos días para el veinticinco de diciembre.
La mañana del veinticuatro se despertó, vio que nevaba, bajó corriendo a jugar con la nieve y le cayó un reluciente copo que habló y dijo: Ángela, Papá Noel te necesita en el Polo Norte porque está encerrado en el castillo del malvado Sorey y lo único que sabe es que hay que descifrar una contraseña y tú como en el taller Sociolingüístico descifras contraseñas, serás de buena ayuda.
Ángela se quedó fascinada y emprendió ese maravilloso viaje, encontrándose con los elfos de Santa que le acompañaron a ella y al copo mágico. Al llegar al castillo de Sorey buscaron a Papá Noel y con cuidado consiguieron llegar a la celda, el copo mágico le dijo a Santa que no se preocupase, éste le explicó a Ángela que retocando el nombre de Sorey se abriría la celda. A Ángela le costó, pero el código era SY, la primera y la última letra del nombre.
Al salir, Papá Noel muy contento saludó a los elfos y dio las gracias a Ángela y al copo mágico porque sin su ayuda no hubiese podido llegar la Navidad a tiempo. Cuando la niña se despertó y abrió su regalo, se emocionó y dijo ¡Es una Wii! ¡Lo que queríamos mi familia y yo! Ángela miró al cielo y lanzó una sonrisa de felicidad a sus mágicos amigos.
ÁNGELA OCHOA YAGO
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