Había una vez una familia con tres hijos llamados Peter el mayor, Yasmin la mediana y Sarah la pequeña. Vivían en Londres, en una casita pequeña y acogedora, quizá, por eso, eran muy hogareños. No solían salir mucho, sólo para celebrar algún acontecimiento, especialmente la llegada de la Navidad. Este año, tenían que comprar el abeto y las luces, pero estaban muy tristes porque llevaban varios días buscando y no encontraban ninguno pequeño y coqueto como el salón de su casa.
Una fría tarde, cercana a las fiestas, Sarah salió a dar una vuelta, le gustaba el ambiente festivo que se respiraba en la ciudad. De repente, se fijó en un pequeño abeto con luces y lo compró. Cuando llegó a casa no había nadie, seguramente su familia,también estaba buscando un pequeño abeto, que adornase su hogar.
Sarah quiso empezar a colocar el arbolito, pero estaba muy cansada y se quedó dormida. En ese momento se oyó un ruido ¡era la decoración del abeto! Todo empezó a moverse, le salieron patas y brazos a las bolas y a las campanas, a los lazos unos preciosos zapatitos, Papá Noel cobró vida, pero no que apareció el verdadero Santa, era el muñeco del árbol, a la estrella también le salieron unas patitas con zapatitos y las luces formaron un cuerpo que danzaba al son de las campanas. Empezaron a colocarse, adornando las ramas del abeto. Todavía no habían terminado, cuando Sarah se despertó y pegó un grito tremendo al ver que las luces bailaban y Santa, las bolas y las campanas estaban colgando de árbol.
Tras unos minutos, la niña se calmó y se acercó a ella la estrella y le explicó que esa tienda no existía, era un regalo de la Navidad, ya que tenían un espíritu muy navideño y que su familia estaba atrapada en el Polo Norte por el malvado Sorey y por eso tardaban tanto en llegar a la casa.
Sarah les suplicó a todos que le llevaran al Polo Norte. Todos los adornos asintieron tintineando unos con otros. .Al llegar al taller de Santa, por la magia, la niña se encontró con el veradero Santa Claus y sus ayudantes. Sarah asombrada les preguntó que quién era Sorey y por qué se había llevado a su familia. Un pequeño duende que envolvía un regalo le explicó a Sarah que Sorey era una persona malvada que intentaba fastidiar la Navidad a su familia y a todo el mundo con un gran espíritu navideño y los atrapaba en su celda, llamada Sorcelda y les convencía de que lo que les contaban de Papa Noel y de la alegría de la Navidad, era todo mentira. Sarah pidió que le dijeran cómo podía rescatar de esa celda a su familia y Santa le explicó que para abrir la celda tenía que decir SY y se abriría. Así lo hizo y las celdas se abrieron.
Sarah encontró a su familia, les contó lo ocurrido, se abrazaron entusiasmados y
Papa Noel les invitó a ver su taller.
Después, les envío a casa y le dijo a Sarah que era una verdadera heroína, que había salvado la Navidad, que estaba a punto de llegar y no podía empezar sin ellos y sin su arbolito mágico.
Por la noche, todo el árbol estaba lleno de regalos, pero eso sí porque se habían portado muy bien y creían en el espírito navideño.
HOU, HOU, HOU.
Ángela Ochoa Yago
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