Había una a vez un grupo de amigos que todos ellos vivían en la ciudad de Teruel. Había niños de todas las edades. El más pequeño era Carlos de 6 años después le seguía Lucia de 8 años luego Manuel de 9 años, Carlota de 11 años y por último Luis de 12 años.
En Teruel, se acercaban las Navidades y el grupo de amigos decidió ir a dar una vuelta por el centro de la ciudad para ver los adornos navideños y el habiente que había.
Primero fuero a la plaza de la Catedral para ver el belén viviente. Después a un quiosco porque les estaba entrando el hambre y querían comprarse chuches. Luego fueron al parque de la Glorieta a jugar y por ultimo ha la Plaza del Torico donde notaron algo raro. Estaban mirando el árbol navideño que ponían en la fuente del Torico cuando de repente miraron arriba del todo y vieron que… ¡el Torico no estaba! Y si que había un pequeño agujerito para que se viera pero no estaba.
El grupo de amigos se asombro mucho porque aunque estuviera puesto el árbol navideño se tendría que conservar el Torico ya que es uno de los monumentos más importantes de la ciudad.
Como ya era tarde y sus padres no les dejaban quedarse hasta más de las ocho de la tarde se tuvieron que ir a casa y no pudieron hacer nada más. Por el camino iban hablando de lo ocurrido y no lo podían creer. Decidieron que al día siguiente irían a desrícelo al alcalde y volverían a la Plaza del Torico para observarlo mejor.
Al día siguiente, por la tarde volvieron a la Plaza y el Torico seguía sin estar. Entonces fueron al ayuntamiento y hablaron con el alcalde de lo ocurrido. Él tampoco se había enterado y fueron corriendo para enseñárselo. Llegaron a la Plaza y tampoco estaba. El alcalde se asusto mucho y mientras estaba hablando con algunos de los chicos se oyó: ¡Ehh! ¡Mirar este buey del belén que hay debajo del árbol navideño! ¡Se parece muchísimo al Torico de la fuente! Todos se acercaron para mirarlo detenidamente y… ¡si! Se parecía mucho pero aun así no estaban seguros de si era el mismo. Por eso decidieron esperar a que pasara la Navidad para ver si cuando pasara el Torico ya se había puesto en su lugar.
Y esperaron y esperaron hasta que llego el día que todos los adornos navideños desaparecían y el Torico también estaba en su lugar es decir arriba de la fuente y había sido así porque el buey que siempre había estaba un poco roto y como el Torico lo veía todo decidió que durante los días navideños ponerse abajo en el lugar del buey para que no se notara tanto.
La noticia fue muy interesante y salió en los canales de televisión y periódicos aragoneses. La pandilla de amigos estaban muy contentos porque fueron ellos los que averiguaron que el Torico no estaba en su lugar que estaba en el lugar del buey en el Belén.
Para la pandilla de amigos esa fue la Navidad mas divertida que habían tenido desde que ellos se conocieron.
Y cuando volvieron al colegio lo contaron y todos les felicitaron porque habían averiguado todo.
El resto de las navidades los niños siempre iban a la Plaza del Torico haber si el Torico volvía a ponerse en el lugar del buey en el Belén y así era desde aquel año el Torico siempre volvía a ponerse en el lugar del buey.
Claudia Ferrer Aspas 6ºD
No hay comentarios:
Publicar un comentario