Erase una vez, un niño que siempre se metía en líos.
Se llamaba Kiko, o como le llamaban sus amigos s.k súper K
Era alto, de nariz respingona, de pelo marrón y con mechas rubias.
Siempre llebaba con el un ratoncito de verdad al que le tenia mucho cariño.
Un día, en el colegio pego a su compañero Miko a la silla y se fue al despacho del director.
En el despacho había un pequeño lio con la fotocopiadora, así que tuvo que esperar.
Ya llevaba por lo menos media hora cuando le dio por tocar el ordenador, vio un tecla muy rara que ponía absorber la apretó y…
De repente se encontró frente un cartel que ponía: Bienvenidos a Saralandia.
Y vio animales danzando por ahí felices como perdices.
Decidió explorar un poco.
Fue a la oficina turística, había una muchacha. Que le dijo con una voz muy aguda:
-Oficina de turismo, ¿en qué puedo ayudarle?
-Vera, me he perdido y necesito información sobre este planeta.
-Toma, aquí tienes los folletos, las normas las costumbres y las casas libres para alojarte.
-Gracias.
Kiko encontró una casa para alojarse temporalmente.
Leyó las reglas y vio que había que jugar al baloncesto todos los días, pero había un problema, que él no sabía jugar al baloncesto.
Siguió leyendo y vio que la princesa era Sara Artigot Tórtola.
Fue al palacio para pedirle que le enseñara a jugar al baloncesto pero…
Le dijeron que no podía pasar porque la princesa había desaparecido.
Decidió buscarla, pero es que además daban una recompensa. De camino al bosque se encontró con un cerdo, que le dijo:
-Yo estaba en mi granja cuando vi un móvil y apreté un botón, y aparecí aquí, pero ahora, ¡Puedo hablar!
-Si, a mi me paso algo parecido ¿Me ayudas a encontrar a la princesa?
-Vale
Y así, el cerdo y Kiko se fueron a buscar a la princesa.
Después de mucho buscar, llegaron a un extraño cobertizo, entraron dentro y encontraron una corona en la que dentro había escrito: Sara, la princesa de Saralandia.
Siguieron el camino de huellas de tacón.
En una hora, más o menos pararon a descansar. Y el cerdo dijo:
-La princesita esta sí que resiste con los taconcitos
-¿Por qué dices eso? Dijo Kiko.
Kiko enseguida se dio cuenta de que el cerdo se había puesto los tacones de la princesa, y de que había cogido una guitarra y se había puesto a cantar:
-La princesitaa, a desaparecidoo y nosotros la tenemos que encontrar fa la la la la ¿Qué te ha parecido?
-Me parece que como no arranquemos pronto no la vamos a encontrar.
Así, siguieron las huellas hasta que acabaron justo a un lado de un enorme, lago.
De repente vieron salir del agua a una princesa montada en un delfín.
Que se dirigía hacia ellos, y les dijo:
¿Me buscabais?
- ¿Por qué huiste?
- Porque no quiero ser princesa de Saralandia sino de la naturaleza, además tengo el poder de respirar bajo el agua.
Kiko, el cerdito y la princesa volvieron a Saralandia, y explicaron lo que había pasado, eligieron al cerdito para ser príncipe, Kiko volvió a casa y Sara era feliz en la naturaleza. Además Kiko, si se metía en líos ya sabía dónde esconderse, en Saralandia.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.Espero.
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